Me encuentro encerrada en un muro ciclópeo
sin ilusiones ni fuerzas para escapar.
Si llego a saber los efectos secundarios de quererte
lo habría hecho menos fuerte,
con cuidado,
no de golpe y rápido.
Tomando precauciones para no acabar en este pozo infinito
una vez decidieses no volver a quererme nunca más.
Ese día tomaste la decisión de que todo se tornase gris
y de que nunca pare de llover,
condenándome a morir de forma lenta y dolorosa,
y nunca para,
ni paro.
Todos los días pido lograr una catarsis de las emociones donde ya no recuerde ni tu nombre,
pero ni los reyes son mágicos,
ni los deseos se cumplen,
ni tú vuelves.
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