jueves, 20 de agosto de 2015

Pesadillas.

Noche 389 después de ti y sigo sintiéndote palpitar a mi lado. 
Día 388 después de ti y me sigo ahogando si no te tengo cerca. 
Quizá querer sea aprender a dejar ir cuando una sonrisa es condena suficiente para toda la eternidad. 
Quizá deba aprender a dejarte ir 
-de mi cabeza, 
de mi vida, 
de mi todo-
y convertirme en el epicentro de mí misma. 
Una autopista infinita y yo solo te veo a ti como única salida,
eres el final de todos mis sueños
y el principio de todo lo que nunca volverá a suceder. 
No consigo desprenderme del dolor que me has provocado
pero así al menos sigo agarrándome a algo tuyo. 

¿no deberíamos dejar de querer cuando nos duele demasiado?

¿cuándo se echa de menos lo suficiente como para anhelarte a ti mismo?

Quizá todo esté en mi cabeza
y después de la última copa
te quedes en mi peor pesadilla. 

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