porque es el vivo retrato de esta caída libre al precipicio,
de esta hostia en las costillas,
que astilladas
se estancarán en el corazón.
Vivimos a base de ilusiones,
de imposibles,
de promesas rotas
y de agujeros en la mirada.
Nos guiamos a través de nuestras aves de paso,
nos aferramos a ellas
y cuando finaliza su estancia
caemos en la soledad,
tan amiga
tan conocida
y tan solitaria
-joder,
me la conozco mejor que a ti,
y conozco hasta los rincones más insospechables de tu cuerpo-.
Sólo has sido una ruina más en este campo de minas
y ya no sé ni cuál es la tuya
ni cuál de todas me duele más.
Mi vida se basa en derrumbamientos
y sonaría irónico que alguien saltase a este vacío conmigo.
Acabamos rotos,
con heridas que no piensan cicatrizar sin tu saliva
o sin tus versos de cura,
eras mi terapia y en vez de reparar los daños y reconstruir mis ruinas,
has ocasionado más.
Y ahora dime,
¿quién me va a salvar?